jueves, 27 de febrero de 2014

LA CONTRARREFORMA CATÓLICA

 
Después de 1521, el Papado comenzó a realizar una serie de reformas para mejorar la organización interna de la Iglesia Católica. Se establecieron reglamentos muy estrictos para las órdenes religiosas tradicionales. En 1540 se autorizó la creación de la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola sobre la base de dos principios: la obediencia absoluta al Papa y la estricta aceptación a los principios de doctrina dictados por la Iglesia de Roma. Los jesuitas se convirtieron en el principal apoyo y defensa del nuevo catolicismo.

 La principal iniciativa fue la convocatoria, en 1545, del Concilio de Trento, en el que se adoptaron las siguientes resoluciones:
  • Se ratificó la doctrina católica. Se sostuvo la autoridad del papa, la validez de las buenas obras, de los siete sacramentos, y el culto a la Virgen y los santos.
  • Se revisaron las prácticas eclesiásticas. Se fundaron seminarios para mejorar la formación del clero, y se obligó a los obispos y autoridades eclesiásticas a residir en sus diócesis.
Encargaron a esta institución, que existía desde siglos anteriores, controlar y garantizar la pureza de la fe católica de los creyentes y de aquellos que se convertían al cristianismo. Y también, la realización del índice de los libros prohibidos para la lectura de los católicos, por contener afirmaciones contrarias a la fe. Este movimiento fue llamado la Contrarreforma católica porque se propuso limitar el avance de la Reforma protestante.



El concilio de Trento intentó sin éxito volver a unificar a toda la cristiandad.

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